Antes de estallar la crisis provocada por el COVID-19, la rentabilidad del 30% de los negocios de peluquería ya era muy precaria en nuestro país. Ahora, tras el cese de la actividad durante dos meses, que ha supuesto pérdidas semanales de 78,8 millones de euros, el sector se enfrenta a la necesidad de invertir en medidas de seguridad e higiene, con el sobreesfuerzo económico que ello supone, y de limitar el aforo, y por tanto el rendimiento de sus negocios.
Frente a estos datos, Stanpa (Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética) alerta sobre el hecho de que unos 15.000 establecimientos estarían en riesgo de cierre. Ahora más que nunca, se impone la necesidad de recuperar el régimen de IVA reducido, como el que contempla el marco europeo. Ello sería crucial para garantizar la sostenibilidad de un sector que emplea a más de 150.000 trabajadores de forma directa. En nuestro país la densidad de salones de peluquería por número de habitante excede a la de Francia, Italia y Alemania, y supone una contribución significativa al PIB.