Esta tipología de masaje thai añade al ritual el poder relajante y descontracturante de las pindas. unos aromáticos potales de belleza que atesoran en su interior distintas plantas sabiamente seleccionadas por sus increíbles beneficios estéticos y medicinales, así nos lo cuenta Paula Bande, experta en masaje thai.
La medicina tradicional tailandesa engloba una gran variedad de masajes y entre ellos, una especialidad que destaca por su gran valor terapéutico es el masaje Luk Pra Kob, en el que las pintas constituyen las principales protagonistas. Mediante estas pindas, a base de hierbas medicinales, el terapeuta realiza una serie de presiones, trabajando cada una de las partes del cuerpo. Antiguamente, estas plantas eran meticulosamente seleccionadas, extraídas y mezcladas por los farmacéuticos aborígenes, que se adentraban en las densas selvas tailandesas en busca de raíces o hierbas medicinales. Cada una de las mezclas que se añaden a estos saquitos presentan distintas cualidades, de manera que sus beneficios dependerán de las plantas elegidas. Por lo general, sus principales efectos son propiciar la relajación y ejercer un efecto tonificante a nivel físico y mental, a la vez que se rejuvenece la piel. También son especialmente útiles para aliviar posibles dolores, tratar sobrecargas musculares y activar la energía del organismo. Asimismo, están indicadas para combatir la rigidez en las articulaciones, la inflamación y para estimular la circulación sanguínea. También se ha comprobado que tienen un efecto apaciguador del sistema nervioso. Para conseguir transmitir todas estas excelentes virtudes que atesoran las plantas, estos saquitos se calientan previamente, antes de aplicarse sobre la piel, de esta manera se propicia la liberación de los aceites esenciales de las plantas a través del vapor.
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