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EL MAQUILLAJE PERFECTO

El arte del maquillaje requiere mucha destreza y precisión. Al igual que un pintor frente a un lienzo en blanco, el maquillador debe tener en cuenta multitud de factores: el equilibrio entre volúmenes, los juegos de luces y sombras, una acertada mezcla de texturas y colores… sólo dominando a la perfección esta técnica será posible conseguir “la obra perfecta”.

 

Características del rostro: factor determinante

La morfología de cada persona viene marcada por factores como la herencia, raza, estructura, disposición muscular y ósea, edad… Lógicamente, la profesional debe tener en cuenta cada uno de estos aspectos, con la idea de personalizar el maquillaje. Pero no sólo eso, para sacarle el máximo partido al rostro, es imprescindible estudiar detenidamente su forma (ovalado, alargado, redondo, triángulo invertido, triángulo trapezoide, ancho y cuadrado) así como los componentes del mismo: ojos, labios, nariz, etc. Pues el objetivo del maquillaje perfecto es lograr una correcta armonía de acuerdo con los tradicionales cánones de belleza.

 

Puntos cardinales 

 

Antes de ponerse a trabajar, la maquilladora ha de valorar la forma, líneas y volúmenes del rostro, para determinar lo que interesa destacar o bien, disimular. Los puntos clave en los que hay que fijarse son los siguientes:

  1. Nacimiento del cabello.
  2. Sien.
  3. Cejas.
  4. Arco superciliar.
  5. Párpado móvil.
  6. Párpado fijo.
  7. Párpado inferior.
  8. Área inferior del ojo.
  9. Puente de la nariz.
  10. Centro de la mejilla.
  11. Pómulo.
  12. Cavidad de la mejilla.
  13. Punta de la nariz.
  14. Arco de cupido.
  15. Comisura del labio.
  16. Maxilar superior.
  17. Maxilar inferior.
  18. Barbilla.
  19. Cuello.

Para comprobar la armonía del rostro, se toman como referencia estas proporciones ideales, desde dos planos diferentes:

 

Plano horizontal. Constituye la teoría de la horizontalidad. Hay que fijarse en tres zonas: 

A. Desde el nacimiento del cabello (frente), hasta el inicio de la nariz.

B. Desde el inicio de la nariz, hasta su base.

C. Desde la base de la nariz, hasta la punta o base del mentón.

 

Plano vertical. Comprende la teoría de la verticalidad. Trazando un eje que divida el rostro en dos partes, pueden comprobarse sus asimetrías.

 

Clasificación de los óvalos

 

Ovalado. Se considera uno de los más perfectos. Presenta un equilibrio armónico entre la frente y la barbilla, y su anchura es proporcional a su altura. 

¿Cómo se maquilla? Las correcciones se realizan en la base del pelo-nariz; raíz de la nariz-base nariz, y base nariz-final del mentón. El objetivo es realzar todavía más su belleza. Se recomienda aplicar un toque de colorete muy ligero, por encima del pómulo. 

 

Triángulo invertido o corazón. Se trata de un rostro bien proporcionado. Sus características principales son frente ancha, pómulos altos y barbilla estrecha. Suele tener las cejas muy ascendentes y curvadas. 

¿Cómo se maquilla? Aplicar corrector oscuro en el extremo de la barbilla y claro en los laterales del rostro, por debajo de pómulo, con el fin de acortar el rostro. También se puede usar corrector claro en los parietales, para estrechar la frente. Finalmente, dar un toque de colorete en la zona superior del pómulo, en forma de arco, ensanchándose por encima del mismo. 

 

Redondo. Casi todas sus facciones son redondeadas: frente, mandíbula, barbillas, nariz, boca… 

¿Cómo se maquilla? Al tratarse de rostros proporcionalmente más anchos que altos, se deberán estrechar los laterales con un tono oscuro, extendiéndolo hacia los pómulos para restarle redondez, a la vez que se suavizan los laterales de la nariz. El colorete debe difuminarse en diagonal. 

 

Alargado u oblongo. Dispone de una proporción algo más alargada en altura que anchura. La frente tiende a ser alta y estrecha, con mandíbula estrecha, barbilla alargada y, en ocasiones, pómulos prominentes. 

¿Cómo se maquilla? La corrección se realiza en horizontal, por debajo del pómulo. Si el rostro fuese demasiado alargado, aplicar también correcciones en la parte superior de la frente, utilizando un tono oscuro, justo en la redondez del nacimiento del cabello y la barbilla, ya que el objetivo es acortarlo. Otras zonas donde se requiere de un toque oscuro es la nariz y el mentón, porque de esta manera se amortigua el efecto de longitud. Aplicar más intensidad de colorete en el exterior que en el interior del pómulo, y difuminarlo horizontalmente. 

 

Diamante o hexagonal. Presenta pómulos altos, maxilar proporcionado, frente estrecha y, en ocasiones, alta, barbilla corta, y ligeramente puntiaguda. Este tipo de rostros suelen tener las cejas caídas, la boca estrecha y el labio superior fino. Además, acostumbra a tener el cuello largo. 

¿Cómo se maquilla? Cuando es sumamente delgado, nos vemos obligados a aplicar corrector claro en el contorno del maxilar superior, y oscuro en el inferior. También se debe dar un tono claro en la parte superior de la sien. 

 

Cuadrado. Se trata de un rostro amplio, tanto en la frente como en el maxilar. Acostumbran a tener cejas espesas y horizontales y boca grande. Peca de ser más amplio que alto. 

¿Cómo se maquilla? Utilizar un tono oscuro en los laterales de la frente, justo en el nacimiento del cabello y en el maxilar inferior, sólo en la zona amplia. El colorete se extiende en la sien, difuminándolo hacia arriba y en la parte inferior de los pómulos, estrechándolo en el maxilar inferior. 

 

Triángulo trapezoide. Es estrecho en la parte de la frente y presenta el maxilar amplio. Puede tener una barbilla acentuada o, por el contrario, pequeña y recta. 

¿Cómo se maquilla? Al ser estrecho en la parte superior, debe aplicarse un tono claro encima del pómulo, en la sien y en la parte superior externa de la ceja, en forma de media luna. En el maxilar, desde su inicio hasta la barbilla, optar por los tonos oscuros, para estrecharlo. Disponer colorete claro en la sien, en forma de arco, ligeramente por encima y por debajo del pómulo. 

 

el mentón… para disimularlo o pronunciarlo, utilizar un juego de luces

 

No cabe duda, el mentón es una de las partes del rostro más difíciles de corregir, aunque conociendo algunos trucos, es posible darle la forma deseada. 

Desde un punto de vista frontal, el mentón puede ser:

  • Ancho. Para estrecharlo, aplicar una tonalidad oscura en ambos lados.
  • Estrecho. Para darle más anchura, maquillarlo con tonos claros en ambos laterales.

Y de perfil…

  • Doble mentón. Corregir justo por debajo de la borla del mentón y del maxilar inferior, acabando siempre en un difuminando, para evitar que frontalmente se vea sombra.
  • Maxilar prominente. El sombreado se aplica en la parte más destacada, que puede ser toda la amplitud del maxilar o solo en los laterales.
  • Barbilla huidiza. Corregir con sombra oscura debajo del labio inferior, para crear más profundidad, y después, darle un toque claro en la borla del mentón, y oscuro justo por debajo, para hundir el cuello.
  • Barbilla puntiaguda. Para reducir la punta de la barbilla, utilizar un sutil sombreado oscuro justo en el borde de la barbilla, sin que se perciba frontalmente.

 

realzar la mirada

cuestión de técnica 

 

Las sombras de maquillaje tienen como finalidad resaltar y ensalzar la belleza natural de los ojos. En formato de polvos sueltos o compactos, cremosas o líquidas, la elección depende el efecto que se quiera transmitir. Pero no sólo eso, una buena maquilladora debe saber escoger las tonalidades más afines con la persona, y ser una verdadera experta en la técnica de claro-oscuros para conseguir dar luminosidad y mayor expresividad a la mirada. La mejor estrategia es poner “poca cantidad” y hacerlo de forma suave. Después, si se desea obtener un efecto más intenso, utilizar otra sombra más oscura. 

 

Tono sobre tono

 

A la hora de mezclar colores, no todo vale, ya que existen una combinaciones más afines que otras. 

 

Sombra azul. Mezclado con el negro, este color adquiere más fuerza. Pero si lo que se desea es aclararlo, se puede difuminar con blanco. El azul armoniza con el rosa y se complementa con el naranja. Es ideal para pieles mates, y se desaconseja en las claras. 

  • Sombra azul con rosa. Barra labial rosa.
  • Sombra azul con naranja. Barra labial naranja.
  • Sombra azul con dorado. Barra labial marrón o dorada. 

Sombra marrón. Al ser un color neutro, armoniza con todas las tonalidades de ojos, sobre todo con los muy claros. Por ejemplo, a los ojos azules les favorecen mucho los marrones cálidos con una pizca de naranja. 

  • Sombra marrón con dorados. Barra labial anaranjada/dorada.
  • Sombra marrón con rosa. Barra labial roja.
  • Sombra marrón con beige. Barra labial en toda la gama de marrones.

Sombras grises. Si se desea proporcionarle más intensidad a la mirada se puede intensificar con negro. Es preferible evitar los grises apagados y parduscos. A la hora de buscarle pareja, los mejores candidatos son los rosas, salmón suave, beige claro y marfil.

  • Sombra gris con rosa. Barra labial rosada.
  • Sombra gris con salmón. Barra labial salmón muy claro o coral.
  • Sombra gris con plata. Barra labial roja o escarlata.

Sombras violetas. Para magnificar todavía más las sombras o eye-liners en violeta el mejor truco es aplicar justo encima un azul, de esta manera se adquiere un resultado mucho más llamativo. 

  • Sombra violeta rosada suave. Barra labial rosada.
  • Sombra violeta con violeta claro. Barra labial violeta claro u oscuro. 
  • Sombra violeta con crema. Barra labial dorada.

Sombras verdes. Su variedad de tonalidades es infinita: verde limón o manzana, verdes fríos o cálidos con un toque de amarillo, pistacho, caqui, esmeralda, turquesa… todos ellos salpicados de pigmentos dorados, bronce, plata y dorado. 

  • Sombra verde amarillo u oro. Barra labial rojo cálido.
  • Sombra verde caramelo con beige. Barra labial caramelo o beige.
  • Sombra verde marrón carne con rosa. Barra labial rosa claro.

Sombras negras. Se utilizan para darle a la mirada más profundidad y un halo de misterio. Los negros fumes deben difuminarse con cuidado, unificándolos y dejándolos más intensos en la base. Se asocian con todas las sombras que se deseen acentuar o para crear un maquillaje más sofisticado.

 

Ojos 

cómo maquillarlos 

según su forma

 

Hundidos. Aplicar claro en toda la zona del párpado móvil hasta el pliegue donde queda más escondido. En esta zona nunca se debe optar por un tono oscuro, porque lo hundiría todavía más. Por debajo de las cejas, justo en el arco subciliar, decantarse por un tono oscuro. Trazar con eye-liner la raíz de las pestañas, difuminándolo ligeramente hacia los extremos para minimizar su forma redonda. Con el lápiz adecuado realzar las cejas hacia arriba para dar la sensación de un párpado más amplio

 

Separados. El trazo del eye-liner se alarga hacia el interior del lagrimal. El ángulo externo de los ojos se levanta ligeramente, oscureciéndolo con el trazado del lápiz. En el resto del párpado, optar por tonos más claros dentro de la misma gama. Con el lápiz adecuado, acercar ligeramente las cejas.

 

Saltones y/o prominentes. Utilizar sombras intensas, como marrón, gris fuerte o negro. Realizar un trazo con un lápiz oscuro sobre la raíz de las pestañas inferiores y continuar por fuera, hacia el exterior, evitando el antiestético escalón entre el borde de las pestañas. En el párpado inferior, dibujar una línea totalmente recta. Para evitar el escalón, sujetar el párpado ligeramente hacia abajo.

 

Pequeños, rasgados y juntos. Para agrandarlos, dibujar una cuenca por encima de la natural. Otra corrección acertada es abrir un espacio en el extremo del párpado inferior para poder alargarlo todavía más, almendrándolo sin que obtenga un aspecto excesivamente rasgado. Como este tipo de ojos suelen pecar de estar demasiado juntos y tener una nariz prominente, se recomienda aplicar justo en esta zona sombras claras, así como en la parte superior de la cuenca hacia el extremo, y ligeramente por debajo del párpado inferior, ya que la idea es conseguir más amplitud.

 

Redondos. El objetivo del maquillador será obtener un aspecto más rasgado. Los ojos redondos son prominentes en el glóbulo ocular, sin embargo, a diferencia de los saltones, tienen el hueso ciliar más marcado y en forma circular. Se aconseja oscurecer con un trazo fino la zona del lagrimal, e ir engrosando poco a poco el trazo pasado el centro del ojo. Empezar a sombrear a partir de la zona amplia del glóbulo ocular hacia el exterior. En la parte hundida o interna, optar por tonos claros. Si la redondez se extiende al párpado inferior, maquillar esta zona por encima de las pestañas y dejar los extremos externos abiertos, o acabar el trazo en alargado. 

 

Caídos. Realizar un trazo muy fino en la raíz de la pestañas e ir engrosándolo a partir de donde el párpado empieza a caer. Crear una cuenca alargada en el extremo de la zona ciliar, para levantarlo. Dibujar una línea recta en el párpado inferior, e ir subiéndola hasta que se una con la sombra del párpado superior. 

 

Almendrados. Se consideran unos de los más bonitos. Son grandes, almendrados y ascendentes. Con esas características, admiten desde los maquillajes más naturales hasta los más sofisticados. Una opción acertada es darles una ligera sombra desde la raíz de la pestaña, difuminándola en forma ascendente por todo el párpado y desde la base de las cejas, disponiendo otro tono más claro, hasta fundirlo con el primer color. Se pueden acentuar marcando el párpado superior e inferior con un lápiz fino o grueso, y fijarlo con otra sombra del mismo tono o algo más oscuro. 

 

Pequeños. Si disponen de un párpado amplio, permitirán a la maquilladora alargar más el exterior y la concavidad de la zona ciliar para hacerla más alta. Sin embargo si el párpado es pequeño se maquillará de la misma forma, limitando la amplitud, altura y longitud. La idea es prolongar al máximo el trazo del párpado superior, desde el lagrimal hasta el extremo externo, para hacerlo más largo que el propio ojo. El párpado inferior se agranda a través del trazo que se realiza ligeramente por debajo de la pestaña, abriendo el extremo externo hasta unirlo con el superior. A partir de este punto trazar la cuenca dándole más fuerza de color. Por su parte, alargar el trazo inferior, dándole abertura en el dibujo, también agranda el ojo.

 

labios

a pedir de boca

 

Son un punto de expresión muy importante en el rostro. Un labio pequeño, fino y recto da un aire de dureza y de rigidez; en cambio, un labio con forma es mucho más dulce. No hay que olvidar que la virtud principal de la boca es precisamente la naturalidad de expresión, por eso la corrección tiene que estar perfecta. Antes de proceder al maquillaje de esta zona tan sensual del rostro hay que tener varios factores en cuenta:

 

Longitud. Hace referencia a la longitud del labio respecto a la proporción de la cara. Nos viene marcada por el contorno del óvalo. El mismo labio en un rostro u otro con la misma longitud va a cambiar mucho, porque la amplitud del maxilar es determinante. Si la cara es grande, el mismo labio se verá más pequeño, o a la inversa, en un rostro pequeño el labio se puede ver incluso más grande.

Grosor. El grosor entre el labio superior e inferior es ligeramente diferente, por lo que hay que intentar compensarlo, no se trata de buscar un equilibrio perfecto, ya que es preferible darle un poco de más grosor al inferior. Podemos encontrarnos con muchas tipologías: labios gruesos, delgados, medianos, labio superior prominente, inferior fino, inferior grueso, etc.

Volumen. El labio puede ser plano o carnoso. En este caso las tipologías también son variadas: labio grueso pero plano o fino pero voluminoso. El labio superior e inferior pueden tener diferente volumen, fino el superior y grande el inferior o a la inversa, aunque es menos común. También pueden darse asimetrías.

Relieve. Se trata del contorno del labio, de su dibujo. Hay algunos que tienen el relieve muy marcado y otros que están difuminados o desdibujados. 

Distancia. Debemos observar la distancia que existe entre el labio superior y la nariz y entre el labio inferior y la barbilla. También es importante fijarse en el arco de cupido: redondo, en pico, junto, separado, alto, bajo o recto. En cuanto a la simetría, podemos encontrarnos con uno distinto al otro, tanto en altura como en su forma. 

 

Qué color elegir? 

 

Morenas. Rojo puro, ladrillo y beige.

Pelirrojas. Tonos ladrillos en toda su gama, anaranjados, rojos puros y mate.

Rubias. Coral, salmón, rojo cálido, ladrillo y cobrizo.

Castañas suaves. Rosado y con reflejos irisados.

Castañas intensas. Beige y malva nacarados.

 

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