Si el destino es la playa No debemos olvidar que dentro del agua la radiación solar sigue incidiendo en la piel, en concreto el 60 % de los rayos UVB y el 85 % de los rayos UVA
siguen activos hasta una profundidad de 50 cm. bajo la superficie marina. Esto significa que es muy recomendable elegir protectores resistentes al agua y repetir la aplicación aunque estemos más rato dentro que fuera del agua.
Si el destino es la montaña La brisa fresca e incluso el viento helado de la montaña pueden resultar engañosos, ya que la radiación solar sigue activa y bien activa.
Además, en alta montaña es normal encontrar parajes nevados en verano, donde los rayos del sol aumenta incrementan su efecto un 90% Esas condiciones exigen extremar la protección aplicando repetidamente bronceadores con factores de protección altos independientemente del fototipo cutáneo.
Si el destino es urbano Si nos quedamos en casa o visitamos una ciudad en la que también aprieta el sol es aconsejable no permanecer al aire libre sin protección solar más de 15 min. Aplicar en el rostro cosméticos de textura ligera y SFP y no olvidar brazos y piernas. También es buena idea apostar por las nueva tendencia de fórmulas antipolución que crean escudos contra los agentes contaminantes propios de los destinos urbanos.
Y siempre, sea cual sea el destino, recuerda beber abundante agua, porque mantiene hidratada y ayuda a soportar mejor el calor y la humedad. Silvia Oliete también recomienda incluir en la dieta frutas y verduras, ricas en betacarotenos como zanahoria, tomate, pimiento y melocotón, así como alimentos, abundantes en vitaminas B y E, como por ejemplo el pescado y las legumbres, ya que evitan la deshidratación, la descamación de la piel y prolongan el bronceado.