“¿Quieres convertir tu organismo en una máquina de combustión de grasas?” Este es el reclamo típico de las dietas bajas en carbohidratos y en especial la dieta cetogénica, la hermana estricta de la low carb. Seguramente has oído hablar de la dieta ceto o keto muy en auge en la actualidad, pero quizás te preguntes si es simplemente una nueva moda pasajera o tiene algún rigor científico y, lo que es más importante… ¿funciona?
No es ningún secreto, en el mundo de la nutrición existen muchas y muy diversas estrategias para conseguir una pérdida de peso, pero la gran diferencia está en que algunas son un atentado a la salud y otras no, algunas permiten mayor adherencia y otras son insostenibles, algunas sacian y otras hacen sentir a la persona hambrienta todo el día, algunas mejoran el estado de ánimo y otras abocan a quien las sigue en la desesperación de la privación de algunos alimentos,…y así un sinfín de contrastes. No obstante, existe un principio en el que la mayoría de corrientes están de acuerdo: “comer grandes cantidades de carbohidratos, azúcares y comida procesada, merma nuestra salud”. Aún partiendo de esta premisa, vemos que una gran parte de la población no está metabólicamente saludable. Y la realidad lo demuestra, en la actualidad encontramos relativamente pocas personas que reflejen físicamente buena salud. Pongámonos ahora en contexto, ¿cuál ha sido el consejo nutricional de los últimos 40 años? La recomendación más extendida ha sido que para adelgazar hay que reducir calorías y evitar las grasas, esta ha sido la piedra angular del tratamiento del sobrepeso y obesidad durante años y, viendo el escenario, en algo estamos fallando. Por otra parte, se tratan enfermedades crónicas producidas por el estilo de vida con medicinas para mitigar los síntomas o molestias, pero no se cambia la alimentación de esas personas. Un completo sinsentido, porque ello implica poner un simple parche al problema. Lo más urgente es recomendar cambios en la nutrición diaria, en la actividad física, en las horas de sueño y gestión del estrés. Estos son los cuatro magníficos, los pilares fundamentales de la salud, todos ellos son igual de importantes, todos ellos suman (o restan) y mantienen una relación sinérgica. Ha sido en el marco de este escenario de salud, o ausencia de ella mejor dicho, que las dietas bajas en carbohidratos han adquirido popularidad. Numerosos estudios científicos avalan la eficacia de las dietas bajas en carbohidratos como una poderosa herramienta no sólo para perder peso a costa de la grasa corporal, sino con un enorme potencial para mejorar la salud de las personas.
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