Desayuno Bio, qué alimentos elegir
Un desayuno equilibrado se articula alrededor de cuatro componentes esenciales. Una bebida, un lácteo, un cereal y una fruta: una bebida para hidratarse tras el ayuno nocturno y preparar el sistema digestivo en condiciones favorables para alimentarnos durante el resto del día; un lácteo para aportar calcio a nuestro esqueleto y proteínas útiles para la renovación celular; un cereal para proporcionar energía a la musculatura, y paralelamente, nutrir el cerebro gracias a los glúcidos (azúcares) lentos que contienen y una fruta, por su contenido en vitaminas y minerales, esenciales para el buen funcionamiento del organismo, así como por su contenido en fibras, que sacian y son necesarias para la regulación del tránsito intestinal. Para completar dichos componentes fundamentales, hay ciertos elementos facultativos que pueden añadirse al desayuno, como materia grasa, (mantequilla, margarinas, aceite, frutos secos…) o productos azucarados (mermelada, miel, azúcar, cacao en polvo, chocolate…) Con estas cuatro familias de alimentos fundamentales, el organismo tendrá la energía necesaria para activarse desde la mañana, se evitará la sensación de hambre de media mañana y estaremos menos irritables.
Comidas y cenas bio, en la variedad está el gusto
En la medida de lo posible, en lugar de contar las calorías o las porciones de tal o cual categoría de alimentos ni el plato, deberíamos centrarnos en la variedad y cantidad de los ingredientes y en su modo de preparación. Lo ideal es incluir en los platos familias de alimentos que aporten nutritivos diferentes y complementarios. Estos transmitirán al cuerpo toda la vitalidad que necesita y te permitirán sentirte bien y mantenerte en forma. Los menús deben contemplar los siguientes grupos de alimentos: verduras de color verde y fruta fresca; cereales féculas y/o pan no refinado; carne, pescado (frutos del mar en general) y huevos; lácteos y quesos; y finalmente, no hay que olvidar añadir un poco de materia grasa, por sus lípidos (grasas) que son una fuente de energía, algunos de los cuales son esenciales (tales como el omega 3).
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