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CRIOTERAPIA & LIPOLÁSER QUEMAR GRASA EN FRÍO

Las células grasas son vulnerables a la acción del frío, una particularidad que aprovechan tanto la crioterapia, que consiste en la emisión de temperaturas por debajo de 0º C, como el láser frío de diodo. Esta cualidad común sitúa a este dúo tecnológico en el top de las terapias de remodelado corporal. 

 

Lo primero que llama la atención en relación a la crioterapia y el lipoláser es que su mecanismo de acción, basado en la emisión controlada de bajas temperaturas, supone un giro radical respecto a otras técnicas remodelantes, como radiofrecuencia, cavitación y ultrasonidos, que deben su eficacia a los efectos del calor sobre el tejido adiposo y al proceso de necrosis que este aumento de temperatura provoca en las células grasas. Este antagonismo no significa que exista un duelo tecnológico frío-calor, ni muchísimo menos. Disponer de un arsenal de tratamientos, cuanto más variado mejor, supone poder elegir el más adecuado según cada demanda y necesidad. 

Otra cualidad que une a la crioterapia y al lipoláser es que en ambos casos nos encontramos frente a sistemas inocuos, que focalizan su acción en el adipocito, sin que se vean afectados los tejidos circundantes y sin que la piel sienta molestias. Y ahora sí, veamos con detalle cómo actúan, cómo se aplican y de qué manera superan nuevos retos estas tecnologías de eficacia “en frío”.

 

Crioterapia

destruir la grasa a -00C

 

A pesar de que la crioterapia es una técnica relativamente nueva, hace apenas seis años que empezó a utilizarse en estética y medicina estética, ha copado rápidamente los primeros puestos entre las terapias de remodelado corporal. Esta “carrera meteórica” está avalada por ventajas muy diversas: es un tratamiento indoloro, no invasivo y seguro, además de cómodo para el profesional, los equipos son fáciles de usar, y cómodo también para el cliente, puesto que el tratamiento no alterará su agenda, ya que sólo es precisa una sesión mensual hasta completar una media de seis. Mención aparte merece su eficacia, que se traduce en un poder súperdotado para fulminar los acúmulos de grasa, localizados en muslos, abdomen, flancos, caderas, brazos…  Y todo ello gracias a una particular reacción metabólica que sufren las células grasas al someterlas a la emisión de temperaturas bajo 0, y que fue descubierta en 2008 por científicos del Centro Wellman de Fotomedicina en EEUU, quienes además constataron que esta vulnerabilidad biológica es exclusiva del adipocito y no se da en otras células y tejidos. De este descubrimiento al desarrollo de una nueva técnica de remodelado corporal sólo había un paso, y lo dieron ellos mismos dando forma a la crioterapia. 

 

Fenómeno de Aptosis Celular La emisión de bajas temperaturas en el tejido adiposo desencadena lo que se conoce como fenómeno de aptosis celular, o muerte programada del adipocito. Este proceso culmina en la disolución de la célula grasa con la consiguiente liberación de su contenido adipocitario. Esta grasa liberada se va eliminando a lo largo de las semanas posteriores a la crisesión, a través de los procesos fisológicos naturales. Dado que las bajas temperaturas sólo destruyen la grasa, no se ven afectados músculos, nervios u otros tejidos del área tratada, como la piel. La criolipólisis resulta una magnífica opción para acabar con esos michelines que no responden ni a dietas ni al ejercicio, pero debe quedar claro que está recomendada únicamente para tratar acúmulos localizados, si el exceso de tejido graso es importante se recurrirá a otros métodos, como la liposucción. 

 

La aparatología desarrollada para tratamientos de crioterapia está equipada con dispositivos que emiten temperaturas por debajo de los 0oC a través del tejido cutáneo, de manera precisa y controlada. Estos dispositivos producen un efecto de vacío alrededor del acúmulo graso, de manera que éste queda aislado, sin que la sensación de frío se propague a la epidermis. Los equipos pioneros disponían de dispositivos que se adaptaban a dos zonas concretas: abdomen y flancos, pero lógicamente, y a tenor de los buenos resultados, pronto se diseñaron nuevos crío-emisores de diferentes tamaños, para ajustarse a otras áreas, como espalda (zona del sujetador), muslos y brazos. 

 

 

Lipoláser

guerra fría al michelín

 

Otra innovadora terapia que permite eliminar “en frío” los acúmulos grasos es la laserlipólisis. En este caso, la acción deriva de la aplicación de un láser atérmico, es decir, que no actúa provocando un aumento de calor. Se trata de un tipo de láser frío de diodo y baja potencia, que emite en una longitud de onda, roja y visible, situada entre los 630 y los 680 nm. Justamente ésta es la franja de longitudes de onda necesaria para desencadenar una serie de reacciones fotoquímicas y fotobiológicas en el tejido adiposo, que son las responsables de destruir la célula grasa. 

 

Proceso de Fotobiomodulación Al someter el tejido adiposo a la emisión del láser frío los adipocitos reaccionan aumentando los niveles de AMPc, lo que a su vez estimula la producción de lipasa. Esta enzima se encarga de descomponer los triglicéridos y convertirlos en glicerol, ácidos grasos y agua, sustancias semilíquidas que traspasan sin dificultad la pared de la célula grasa, liberándose en el espacio extracelular. Éste es el fenómeno conocido como fotobiomodulación. Asimismo, el hecho de encontrarnos ante una tecnología que emite en unos niveles muy bajos de energía también ayuda a alterar la estructura de la membrana adipocitaria. Una vez liberadas las sustancias grasas, el diodo desencadena otra función imprescindible, para que el proceso culmine con éxito: reactiva el drenaje linfático. Para ello los equipos disponen de unos pads emisores que se colocan en la áreas cercanas a los nódulos linfáticos de la zona tratada. Este impulso drenante es responsable del movimiento y expulsión del contenido celular. No se trata simplemente de licuar la grasa, sino de promover su vaciado fisiológico e instantáneo; o lo que es lo mismo, el fenómeno de lipólisis.

 

En la práctica, los equipos de laserlipólisis están equipados con una serie de placas en las que van incorporados los diodos. Éstas se distribuyen a lo largo de la zona de tratamiento, a la que quedan sujetas mediante bandas elásticas, lo que permite un modo de trabajo manos-libres. La terapia es totalmente indolora y la acción de láser no afecta a las estructuras circundantes, como piel, vasos sanguíneos y nervios periféricos. 

El lipoláser resulta muy eficaz en la eliminación de acúmulos de grasa en brazos, muslos, cartucheras, abdomen, pantorrillas… El tratamiento constará de un mínimo de 6 sesiones (una por semana). 

 

 
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