Belleza robada
Más de la mitad de la población mundial vive en entornos urbanos, lo que provoca que aumente el umbral de contaminación ambiental. Por otro lado, se estima que la polución aumentará en un 1,84% durante los próximos cinco años, con lo que a pesar de haber una mayor conciencia social y política sobre esta problemática, todavía estamos lejos de paliar el daño generado.
No es ningún secreto, los agentes contaminantes atmosféricos actúan como verdaderos ladrones de belleza, quitándole a la piel toda su energía, vitalidad y juventud. Este desgaste permanente la vuelve irritable, seca y envejecida.
Y es así, el ambiente que nos rodea es altamente perjudicial tanto fuera como dentro de casa o la oficina. El 80% de nuestro tiempo lo pasamos en espacios cerrados donde se utilizan casi siempre el aire acondicionado, que favorece la presencia de partículas en suspensión, nefastas para la epidermis, del mismo modo que lo son las emanaciones de productos químicos, ordenadores y luces fluorescentes.
Así pues, lo cierto es que estamos asediados por el humo de los coches y chimeneas, de gases contaminantes… y a pesar de todos nuestros esfuerzos, parece muy difícil reducir esta polución ambiental. Es el precio del desarrollo y hay que aceptarlo ¡pero sin rendirse!. La forma más inteligente de combatirlo es poner en marcha una estrategia cosmética capaz de frenar los estragos de la contaminación en la piel.
Te invitamos a leer el artículo completo en nuestra Revista de Septiembre 2020.