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COSMÉTICA O2 y H2

El oxígeno es un elemento vital para la juventud de la piel. Sin él las células no pueden proveerse de la energía que necesitan para realizar sus funciones biológicas. por su parte, el hidrógeno ha demostrado ser un poderoso aliado para combatir el estrés oxidativo y potenciar la regeneración celular. Conscientes de la importancia que tienen estas preciadas sustancias para la juventud cutánea, los cosmetólogos han ideado lo que se conocen como  fórmulas O2 y H2. Estos cosméticos tienen como objetivo aportar vitalidad y luminosidad a la piel. constituyen un verdadero respiro de belleza.  

Oxígeno, vitalidad celular

Considerado como uno de los cinco elementos indispensables para la vida, el oxígeno se encarga de proporcionar vitalidad y energía a todas las células, y entre ellas, a las células cutáneas. Gracias a él, éstas pueden realizar su proceso de renovación en plenas condiciones, cumpliendo con “puntualidad” cada una de las fases que comprende el ciclo regenerativo. A su vez el O2 tiene un importante poder reafirmante, del que se benefician los fibroblastos, que al recargarse de nueva energía, pueden desempeñar correctamente su papel de productores de colágeno y elastina. No es de extrañar, por tanto, que el buen aspecto de la piel dependa, en gran medida, del correcto nivel de oxígeno. De hecho, este “gas revitalizante” es un poderoso activador del metabolismo celular, ya que consigue alcanzar incluso la mitocondria, lo que podríamos definir como el pulmón de la célula, y el lugar donde se inicia el envejecimiento. Es por eso que cuando sus varemos están por debajo de lo normal, este proceso degenerativo se acelera a un ritmo vertiginoso.

 

Hidrógeno, un tesoro antiedad

El hidrógeno molecular es un poderoso antioxidante que defiende las células de los daños producidos por los radicales libres. Un valor que sumado a su alto poder antiinflamatorio, le convierte en el activo antiedad por excelencia. ¿Su don? Su excelente capacidad para potenciar la longevidad celular, pues actúa frenando el envejecimiento causado por la regeneración del tejido, el estrés oxidativo y la inflamación. El Hidrogeno es la molécula más pequeña y la mas básica que existe. Representa el 90% de la materia del universo. Además, se dice que es la fuente más prometedora de carburante “limpio” del planeta. Entre sus excelentes benéficos, el hidrógeno destaca por ser un poderoso antiinflamatorio, de hecho, no tiene rival alguno. Pero eso no es todo, la cualidad del hidrógeno por excelencia es la siguiente: su capacidad para revertir el reloj biológico. He aquí el descubrimiento. El hidrogeno funciona afectando positivamente la regulación de los genes, la expresión genética, y silenciando los genes negativos. Es una molécula altamente inteligente porque sus superpoderes aintiinflamatorios tratan y neutralizan los radicales libres causantes de la inflamación, causados por estrés, falta de sueño, polución, rayos UVA y UVB… Al ser una molécula extremadamente pequeña, el hidrógeno traspasa fácilmente la membrana celular, por lo que es capaz de abrirse camino hacia la mitocondria (las centrales de energía de las células de la piel), pudiendo penetrar después en el núcleo de la célula, donde se almacena el ADN. Una vez allí, tiene la habilidad de neutralizar y reducir los radicales libres vinculados al envejecimiento. La resistencia real del Hidrogeno radica en su capacidad para regular “las moléculas mensajeras”, las cuales en esencia indican a las células que produzcan cientos de enzimas antioxidantes que contrarrestan los radicales libres. En palabras más sencillas, el Hidrogeno motiva a las células para que se conviertan en un factor antioxidante.

 

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