Previene resfriados La vitamina C juega un papel esencial los meses de más frío, porque ayuda a prevenir catarros, y en caso de que ya estemos resfriados, consigue que los síntomas sean más leves y duren menos.
Levanta el ánimo El vanadio es un mineral en parte responsable de los estados depresivos y el decaimiento, que en muchos casos aumenta por culpa del clima frío. La vitamina C reduce sus niveles, por lo que ayuda a tener un buen estado de ánimo y a mantener a raya el estrés psicológico.
Mantiene la piel joven La vitamina C previene el avance del envejecimiento cutáneo, la formación de arrugas y contribuye a mantener la piel hidratada, algo especialmente importante en invierno, cuando las bajas temperaturas alteran su balance hídrico.
Potencia la luminosidad cutánea Le aporta un aspecto saludable, minimiza la irritación de los cutis sensibles y reduce las manchas solares.
Contribuye a la formación de colágeno Esta acción es fundamental para el buen estado de dientes y encías, y para fortalecer los vasos sanguíneos. Asimismo, la vitamina C regenera la piel, estimula la formación de tejido cicatrizal y ayuda a sanar heridas.
Previene el estrés oxidativo La vitamina C protege las células frente al efecto nocivo de los radicales libres y evita el impacto negativo de este proceso en el ADN.
Estimula la producción de carotina Esta molécula transforma la grasa en energía antioxidante, reduce los factores de riesgo cardiovascular y mejora la visión, entre otros beneficios.
Ayuda a asimilar el hierro Para aprovechar esta propiedad es necesario combinar los alimentos ricos en hierro y en vitamina C, por ejemplo, tomar una naranja después de un plato de legumbres.
Información: Juice Plus+